recibe un afectuoso abrazo, Oscar
[…] “Y, entonces, ¿por qué hacemos lo que hacemos?
Lo responderé en pocas palabras: lo hacemos como supremo acto moral.
Nuestra moral se basa en este principio: “Trata a los demás como quieres que te traten”.
Y si como individuos queremos lo mejor para nosotros, estamos exigidos por este imperativo moral a dar a otros lo mejor.
¿Quiénes son los otros?
Los otros son los más próximos, y allí donde lleguen mis posibilidades reales de dar y de modificar, allí está mi próximo; y si mis posibilidades de dar y de modificar llegaran a todo el mundo, el mundo sería mi próximo.
Pero sería un despropósito preocuparme declamativamente por el mundo si mis posibilidades reales llegaran sólo hasta mi vecino.
Por ello hay una exigencia mínima en nuestro acto moral y es la de esclarecer o actuar cada cual en su ámbito inmediato.” […]
(extractado del Acto público en Madrid, 27.09.1981)